Días de medias mojadas
Días de medias mojadas
Días de medias mojadas,
de bluyines empapados en las
botas,
de saltos-esquiva-charcos,
de carpetas-sombrillas,
de transeúntes salpicados.
Días de caras felices en las
ventanas de los carros,
de brazos que se estiran por
fuera del techo,
de parabrisas trabajando
horas extra.
De hambre a las cinco y
pijama a las seis.
Días de oscuridad gris,
de náusea urbana,
de ríos perdidos.
Días de cabezas agachadas,
de postes prendidos,
de stops y estacionarias.
Días de bajo cero en las
tibias.
Y en los fémures también.
Días de preguntarse por el
tiempo,
por el tiempo que le llevó a
esa gota
viajar por los cielos para
terminar, ahí,
estampada en el suelo,
para dejar de ser gota
y convertirse ahora en
charco,
en río,
en mar.
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